La muerte de un príncipe niño que cambió el destino de la monarquía belga


Era el único hijo varón del rey Leopoldo II y, como tal, estaba destinado a convertirse en el tercer rey de los belgas.

La muerte de un príncipe niño que cambió el destino de la monarquía belga

La muerte del pequeño príncipe Leopoldo de Bélgica a edad temprana, en 1869, trastornó los destinos de la joven monarquía de su país. Era el único hijo varón del rey Leopoldo II y, como tal, estaba destinado a convertirse en el tercer rey de los belgas.

El príncipe Leopoldo, Leopold Ferdinand Elias Victor Albert Maria, nació el 12 de junio de 1859 en el Castillo de Laeken y era el segundo hijo del príncipe Leopoldo, el hijo mayor de Leopoldo I, y la archiduquesa María Enriqueta de Austria. A través de su padre, el príncipe era bisnieto de Luis Felipe de Orleáns, último rey de Francia, mientras por el lado materno era bisnieto del sacro emperador Leopoldo II.

La alegría de los belgas y la familia real fue grande, ya que hasta entonces la pareja de príncipes herederos había tenido solo una hija, la princesa Luisa.

El niño fue bautizado como su padre y su abuelo, pero también recibió otros nombres de importancia como Fernando, en honor al rey Fernando II de Portugal, su padrino; Elias, la abreviatura de Elisabeth de Austria, hermana y madrina de su madre; Víctor en homenaje a la reina Victoria de Inglaterra, prima del niño, y Alberto, por el marido de la reina británica y también emparentado con la familia real belga por ser un príncipe de Sajonia-Coburgo-Gotha.

LEOPOLDO II DE BÉLGICA Y SU ESPOSA MARÍA ENRIQUETA DE AUSTRIA

Además de los nombres, el príncipe Leopoldo recibió el título de Conde de Hainaut al momento de su nacimiento y, en 1865, cuando su padre ascendió al trono, se convirtió en el Duque de Brabante, correspondiente al heredero del trono belga, a la edad de cuatro años.

Según los historiadores, el duque de Brabante fue un niño alegre pese a la desgracia que era el matrimonio de sus padres, pero su salud nunca fue buena. En 1864 Leopoldo y María Enriqueta fueron padres por tercera vez, de una niña a la que bautizaron Estefanía y sería, mucho después, consorte del trágico archiduque Rodolfo de Austria, quien se suicidó en 1889.

En 1868, el duque de Brabante cayó en un estanque de agua ubicado en el parque de Laeken. Afortunadamente fue rescatado a tiempo pero el enfriamiento le causó neumonía. Pese a que Leopoldo II luchó por conseguir la mejor atención médica posible, el estado de salud del niño empeoró hasta que murió, por complicaciones cardíacas, el el 22 de enero de 1869.

MUERTE DE LEOPOLDO, DUQUE DE BRABANTE

El heredero del trono no tenía más de 9 años. Leopoldo II quedó terriblemente devastado por la muerte de su único heredero y lloró públicamente en los funerales reales. La reina María Enriqueta, quien en 1871 logró dar a luz a una tercera hija, la princesa Clementina, fue culpada por Leopoldo II por la muerte de su hijo y el matrimonio comenzó a derrumbarse.

La falta de heredero directo constituyó uno de los más amargos pesares de Leopoldo II, quien trasladó su cariño y sus esperanzas dinásticas a su inteligente y apuesto sobrino el príncipe Balduino, hijo de Felipe, conde de Flandes. Las esperanzas, sin embargo, se vieron marchitas cuando el propio príncipe murió a los 21 años, víctima de la influenza, aunque algunos aseguran que murió abatido en un duelo con un marido celoso.

El conde de Flandes y su esposa, María de Hohenzollern, afortunadamente tenían dos hijas, Josefina y Antonieta -que llegaron a ser, respectivamente, duquesa de Vedome y princesa de Hohenzollern por matrimonio- y un segundo hijo, Alberto. El conde de Flandes, que era sordo, renunció voluntariamente a todos sus derechos sucesorios al trono, por el cual no sentían ninguna ambición, y Leopoldo II fue finalmente sucedido por su sobrino, el rey Alberto I.

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