Margarita, la princesa más discreta de Suecia, cumple 89 años: su educación, sus amores y su vida en Inglaterra


Como la mayor de las «Hermanas de Haga», era responsable, cautelosa, retraída y cariñosa, pero también con un alma artística sensible. Conoció el amor dos veces en Inglaterra y prefiere la vida de campo a las pompas reales.

Margarita, la princesa más discreta de Suecia, cumple 89 años: su educación, sus amores y su vida en Inglaterra

La princesa Margarita, la persona más longeva de la familia real de Suecia, cumple 89 años este 31 de octubre: retirada de la vista público a causa de varios problemas de salud, la hermana mayor del rey Carlos XVI Gustavo llevó una vida alejada de los escándalos, aunque en su juventud rompió los moldes de los matrimonios reales.

Huérfano de padre desde su primer año de vida, el rey Carlos Gustavo contó durante su infancia de la compañía y los mimos de sus cuatro hermanas, de las cuales la princesa Margarita es la mayor. Actualmente el rey y sus cuatro hermanas viven bastante distanciados geográficamente, pero se dice que disfrutan de reunirse a veces en el verano.

Criado por una madre alemana estricta y sobreprotectora a la que los suecos, que no le tenían simpatía, apodaron la “Madre Superiora”, se dice que el príncipe Carlos Gustavo solo encontró “normalidad” en compañía de Margarita y de sus otras hermanas, Birgitta, Désirée y Cristina, todas ellas ahora mayores de 80 años.

Nació el 31 de octubre de 1934 en el Castillo de Haga, a las afueras de Estocolmo, donde vivían sus padres Gustavo Adolfo de Suecia y Sibylla de Sajonia-Coburgo. Recibió el nombre de Margarita en recuerdo de la abuela que conoció: Margarita de Connaught, una nieta de la reina Victoria de Inglaterra que fue la primera esposa del rey Gustavo VI Adolfo.

Las cuatro fueron conocidas popularmente como las “Princesas de Haga” o las “Hermanas de Haga” (Hagassesorna, en sueco) por haber sido criadas en el castillo de Haga. Elogiadas en su juventud por su belleza, las cuatro princesas crecieron para ejercer funciones reales en una monarquía que, por entonces, les negaba su derecho al trono.

Margarita, la última princesa sueca discriminada de la sucesión al trono a causa de su género (las leyes que permiten la sucesión femenina se reformaron en 1980), fue educada en el castillo durante su infancia. Como la mayor del grupo de niños, era la clásica hermana mayor: responsable, cautelosa, retraída y cariñosa, pero también con un alma artística sensible. Era “infinitamente sensible”, según su niñera, Ingrid Björnberg.

Margarita describió su infancia en Haga como feliz, pero el domingo 26 de enero de 1947 la felicidad familiar se hizo añicos cuando su padre Gustavo Adolfo murió en un accidente aéreo en Kastrup (Dinamarca) a los 40 años. Margarita, que tenía doce años, rápidamente se dio cuenta de la magnitud del desastre, aunque la madre Sibylla no quiso hablar con sus hijos sobre lo sucedido y el silencio pasó a caracterizar a la familia de Haga.

Educación de una princesa que amó el arte desde la infancia

Víctima de una dislexia severa, pasó un tiempo en la corte de Dinamarca, bajo el cuidado de su tía la reina Ingrid, quien fomentó su carácter artístico y práctico, y le enseñó a coser, entre otras cosas. Posteriormente, asistió a un año de educación en Nyckelviksskolan, una escuela de arte en Lidingö, donde estudió textiles y cerámica. Más tarde se formó como terapeuta ocupacional en el Hospital Karolinska de Estocolmo. Su amor por las artes la acompañó durante toda su vida.

En 1952, cuando tenía 18 años, Margarita debutó vestida con el traje tradicional de la corte en la ceremonia de inauguración del Riksdag y posteriormente se convirtió en una de las representantes reales más diligentes. Durante la década de 1950, las apariciones oficiales de la princesa Margarita comenzaron a aumentar, y brilló  en entregas de los Premios Nobel y eventos benéficos.

Junto con sus primas, las princesas Margarita de Dinamarca y Astrid de Noruega, Margarita realizó durante el verano de 1960 un recordado viaje de buena voluntad a Estados Unidos, donde visitaron el recién inaugurado Disneylandia y conocieron a grandes como Dean Martin y Elvis Presley. Desde la muerte de la reina Luisa, en 1965, protagonizó más actividades oficiales en representación de su longevo abuelo.

Conoció el amor dos veces en el Reino Unido

La princesa desarrolló cariño por Inglaterra a temprana edad: tanto su abuela (Margarita de Connaught) como su abuelo materno (el duque de Sajonia-Coburgo) eran nietos de la reina Victoria. En una de varias visitas a Londres a mediados de la década de 1950, conoció al noble escocés Robin Douglas-Home, sobrino del primer ministro conservador Alec Douglas-Home. Los dos comenzaron una relación muy cautelosa que irritó a la princesa Sibylla. La madre hizo todo lo posible para que Margarita se separara de su primer amor.

Robin era músico y tocaba el piano  en un bar de jazz, una ocupación que la princesa Sibylla consideraba totalmente inadecuada para el consorte de una princesa real. “Mi tío pudo haber sido el conde de Home, líder de los conservadores en la Cámara de los Lores, secretario de relaciones con la Commonwealth y Lord Council, pero la familia real sueca todavía me consideraba de muy baja posición”, escribió Douglas-Home a un amigo. Más tarde publicó una novela clave en la que retrata principalmente a la princesa Sibylla en términos muy negativos.

Apoyada por su suegro, el rey Gustavo VI Adolfo, la princesa Sibylla logró convencer a Margarita de no casarse con Douglas-Home (según su niñera Ingrid Björnberg, Sibylla era inocente en el drama y dice en sus memorias que fue Margarita quien dudó). En 1968 Alec se suicidó a los 36 años. Muchos años después, un periodista de la revista Time se acercó a la princesa y le preguntó sobre Robin: ella le dedicó al periodista una sonrisa.

En un cóctel celebrado en Londres en el otoño de 1963, la princesa conoció al empresario del transporte británico John Ambler, diez años mayor que ella. En febrero del año siguiente sorprendieron a todos al comprometerse. La boda tuvo lugar en pleno verano de 1964 pero ella no quería una pomposa boda en Estocolmo: eligió la pequeña y sencilla iglesia de Gärdslösa (Isla de Öland) y cosió ella misma su vestido de novia.

La princesa Margarita y John Ambler tuvieron tres hijos -Sibylla (nacida en 1965), Edward (nacido en 1966) y James (nacido en 1969)-. Desde su boda, Margarita vivió en Londres, donde la familia fue retratada con interés por la prensa, pero durante la década de 1970 la familia se retiró por completo de la vista pública. La familia iba a Suecia de vez en cuando y a John Ambler le gustaba unirse a las cacerías de su cuñado, el rey. La princesa siguió representando a la familia real en algunas ocasiones especiales en Inglaterra, como las bodas de la princesa Ana (1973), del príncipe Carlos y la princesa Diana (1981) y de los duques de York.

Retirada en Inglaterra, el país que considera su hogar

El destino de la princesa Margarita no fue el de convertirse en el centro de atención, algo que ella tampoco parece haber buscado nunca. La familia Ambler vivió hasta 1994 en la mansión Chippinghurst Manor en Oxfordshire con cocina, casa y niñera. Según la mujer encargada de la limpieza, había que llamar “Su Alteza” a la princesa, pero Margarita también era feliz haciendo los quehaceres diarios de la casa, como cocinar o cuidar del jardín.

En 1994, la empresa de transporte de John Ambler quebró y la pareja se vio obligada a mudarse de «The Manor», dos años antes de separarse. Se decía que John se había mudado a un pub en el pueblo vecino de Woodstock para evitar verse involucrado en la mudanza y, por lo tanto, Margarita tuvo que encargarse de todo ella misma. Actualmente la princesa vive en un pequeño pueblo en las afueras de Chipping Norton, en Oxfordshire, donde se la ve saliendo a pasear o visitando la iglesia medieval del pueblo cuando se celebran conciertos.

John Pritchard ha sido vecino de la princesa en Chipping Norton durante casi cuarenta años y relató a la prensa sueca: “Ella suele salir a caminar, por lo que normalmente nos encontramos. No la conozco muy bien, pero siempre es muy amable y comunicativa cuando nos encontramos”. Sabe que ella es la hermana mayor del rey sueco, pero cree que eso no afecta su relación con los demás habitantes del pequeño pueblo: “Parece ser una persona con los pies en la tierra”.  Otra vecina relató: “La veo a veces, pero ocurre muy raramente. Parece muy simpática, pero tengo la impresión de que ha optado por alejarse del foco de atención. Difícilmente vives en este pueblo si quieres estar en el centro”.

En las últimas décadas, la princesa se centró en su familia y la filantropía. Es patrocinadora de varias organizaciones benéficas, incluida la Fundación Cultural Príncipe Bernhard, el Conservatorio de Música de Estocolmo y la Real Academia Sueca de Música. Y aunque no desempeña funciones oficiales en nombre de la monarquía, en las últimas décadas fue una figura presente en eventos reales y acontecimientos familiares. Actualmente, dispone de un apartamento privado en el castillo de Drottningholm, donde vive su hermano el rey.

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