La sonriente aparición del príncipe Andrés con la familia real enfureció a los británicos


Los cronistas de la realeza insisten en que su molesta presencia es una señal de que la familia real está “en crisis”. “¡Qué imagen tan espantosa y vergonzosa!”, exclamó la escritora británica Amanda Platell.

La sonriente aparición del príncipe Andrés con la familia real enfureció a los británicos

El sonriente primer plano del príncipe Andrés de Inglaterra en un evento de alto nivel esta semana despertó la ira de los seguidores de la realeza y recibió feroces críticas en la prensa británica.

El príncipe Andrés asistió el martes a un servicio religioso en memoria del rey Constantino II de Grecia, primo y amigo de la familia real, un evento del que se ausentaron su hermano Carlos III -bajo tratamiento de cáncer- y el príncipe Guillermo.

“¡Qué imagen tan espantosa y vergonzosa!”, exclamó la escritora británica Amanda Platell. “Qué chusma real eran, encabezadas por un príncipe Andrés deshonrado que caminaba delante de los demás con su ex esposa Fergie, unos pasos detrás”.

Platell describió la escena con el príncipe “sonriendo de oreja a oreja” y cuestionó: “¿Por qué la Familia Real permitió que esta imagen se transmitiera al mundo? ¿Cómo pudo Andrés, cuya amistad con el difunto pedófilo Jeffrey Epstein desacreditó tanto a la monarquía, haber logrado regresar al redil real?”

El duque de York, de 63 años, ocupó un lugar en la primera fila de asientos en la Capilla de San Jorge -en el castillo de Windsor- en la que asistieron además miembros de la familia real de Grecia y los reyes de España, entre otros.

El príncipe, considerado el “hijo favorito” de la fallecida Isabel II, encabezó a la familia real en la caminata desde el castillo hacia la capilla y se sentó cerca de la reina Camilla. Cerca suyo caminó su ex esposa, Sarah Ferguson.

Fuentes del Palacio de Buckingham se esforzaron en enfatizar que Andrés, que renunció a su cargo oficial dentro de la monarquía, solo estuvo presente como miembro de la Familia Real a título privado, ya que se trataba de “una ocasión familiar”. 

Servicio en homenaje del rey Constantino II de Grecia en Windsor
El príncipe Andrés en el servicio en homenaje del rey Constantino II de Grecia en el Castillo de Windsor.

La sombra del escándalo del príncipe Andrés sobre la familia real

Andrés cayó en desgracia en noviembre de 2019, después de la entrevista con la periodista de la BBC Emily Mattis en la que no mostró empatía alguna por las víctimas del fallecido pedófilo estadounidense Jeffrey Epstein, con quien mantuvo una gran amistad.

En el reportaje, el hijo de la reina Isabel II habló de sus vínculos con Epstein, quien se había suicidado en prisión unos meses antes, y desmintió “categóricamente” las acusaciones que la estadounidense Virginia Giuffre hizo en su contra.

Guiffre afirmaba que había sido forzada por Epstein a mantener relaciones sexuales con el príncipe en Londres en 2001, cuando ella tenía 17 años, y después en otras dos ocasiones en Nueva York y en la isla privada del financiero estadounidense en el Caribe.

“Le puedo decir categóricamente, rotundamente, que esto nunca ocurrió”, declaró el príncipe Andrés, quien aseguró que se encontraba en un restaurante de una cadena de pizza express el día de los hechos descritos por Virginia. 

El príncipe fue duramente criticado cuando calificó de “inapropiado” el comportamiento de su amigo. “¿¡Inapropiado!? ¡Es un delincuente sexual!”, le respondió la periodista. La entrevista desembocó en la renuncia de Andrés a sus cargos oficiales.

El príncipe Andrés, que más tarde resolvió la demanda de Giuffre mediante un millonario acuerdo extrajudicial, reconoció que sus relaciones con Epstein pudieron poner a la monarquía en aprietos, pero dijo que creía no haber perjudicado la reputación de la reina Isabel II.

En 2020, la reina despojó al príncipe de todos sus cargos militares, honores reales y patrocinios. Desde entonces, Andrés se convirtió en un paria de la familia real, su popularidad se desplomó pero continúa presionando para volver a ser un miembro activo de la Corona.

Pese a haber sido desterrado de la agenda real, el hermano menor del rey Carlos III actualmente es el 8° en la línea sucesoria al trono británico, un hecho que Amanda Platell considera “absurdo y desconcertante incluso para aquellos, como yo, que aman a la Familia Real”.

La molesta presencia del príncipe Andrés, señal de una familia real “en crisis”, dicen los expertos

En lugar del príncipe Andrés en la sucesión al trono también fue abordado por el experto de la realeza Richard Eden, quien equiparó la situación del duque con la de su sobrino, el príncipe Harry.

“Ninguno de los dos es miembro activo de la familia, pero ambos siguen siendo Consejeros de Estado que podrían sustituir al Monarca y conservan sus lugares en la línea de sucesión. Esto debe abordarse de inmediato: ambos deben ser despojados de sus funciones como Consejeros de Estado y perder sus lugares en la línea de sucesión al trono”.

La Familia Real tiene un problema”, advirtió Eden. “El rey Carlos, que está en tratamiento contra el cáncer, no asistió y el heredero al trono, el príncipe Guillermo, que debía dar el ejemplo, se retiró con muy poca antelación debido a un ‘asunto personal’ no especificado”.

“Con el príncipe Harry en California, esto dejó al Duque de York ocupando el asiento más destacado de la Capilla de San Jorge. Y, vaya, Andrés parecía disfrutar de estar nuevamente en el centro de todo”, dijo Eden. “Parecía muy complacido, incluso fue fotografiado sonriendo de manera inapropiada mientras se dirigía a unirse a los demás dolientes por el ex monarca griego”.

La última aparición pública del príncipe Andrés despertó la alarma del periodista de la realeza Richard Kay, quien señaló que su presencia “resumió una situación que, si aún no es una crisis para la Casa de Windsor, se está acercando peligrosamente a serlo”.

“La visión del alegre Andrés, entrando a medio galope en el funeral del rey Constantino en Windsor con toda la seriedad de un presentador de un programa de juegos, fue tan desagradable como poco edificante”, opinó Jan Moir, del periódico The Daily Mail.

“Andrés no tiene vergüenza porque, si así fuera, se escondería para siempre de la vida pública. Se ocuparía de su swing de golf, de su problema crónico de deficiencia de adrenalina y de sus estudios de patrones de sudoración, en lugar de imponer su espantosa presencia, ahumada de escándalo, a la Familia Real”, continuó.

“Eso sería lo más decente, pero la decencia y Andrés son desconocidos el uno para el otro”, sentenció Moir.

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