Cómo la princesa Eudoxia de Bulgaria salvó con valentía e ingenio las impresionantes joyas familiares


Permanecieron enterradas en una caja de hierro durante dos años cuando los comunistas tomaron el poder al final de la II Guerra Mundial. Logró sacarlas de contrabando cosidas en trozos de tela y las ocultó en Alemania, donde permanecieron hasta que finalmente fueron redescubiertas a principios de este año.

Cómo la princesa Eudoxia de Bulgaria salvó con valentía e ingenio las impresionantes joyas familiares

Una impresionante colección de joyas reales que estuvo oculta en una bóveda, en las profundidades de un banco alemán durante casi ocho décadas, fue puesta a la venta por la casa de subastas Sotheby’s. Se trata de una serie de tiaras, collares, pulseras y aretes que no llegaron a caer en manos de los soviéticos gracias a distintas circunstancias de valentía e ingenio de la princesa Eudoxia de Bulgaria (1898-1985)

La heroína de la historia fue la hija mayor del rey Fernando I de Bulgaria y de su esposa, la reina María Luisa de Borbón-Parma. Por lado paterno, la princesa Eudoxia, perteneciente a la Casa de Sajonia-Coburgo-Gotha, era prima de la reina Victoria de Inglaterra, mientras que por su madre, era descendiente de la reina María Antonieta y de Luis XVI de Francia.

La princesa Eudoxia nunca se casó, pero tras la abdicación de su padre en 1918, se convirtió en «Primera Dama de Bulgaria» acompañando a su hermano, el rey Boris III, en el cumplimiento de sus deberes hasta que el monarca se casó en 1930 con la princesa Juana de Saboya. Eudoxia continuó siendo, sin embargo, una parte integral de la familia real búlgara.

En 1944, cuando el Ejército Rojo ruso se acercó a Sofía, capital de Bulgaria, Eudoxia se dio cuenta de que el fin de la monarquía se acercaba rápidamente y decidió salvar los tesoros familiares: la princesa cosió las joyas reales en trozos de tela y las enterró dentro de una caja de hierro en el jardín del palacio.

El drama de la familia real se acrecentó después de la misteriosa muerte del rey Boris, en 1943, que catapultó al trono a su joven hijo, Simeón II, a los 6 años de edad. La princesa Eudoxia padeció arrestos, confinamiento solitario y torturas a manos del recién formado Frente de la Patria de Bulgaria, que era prosoviético con el objetivo de obtener “pruebas” de su culpabilidad como confidente de su hermano.

Tras su liberación, fue puesta bajo arresto domiciliario, con un guardia a su lado día y noche, pero su hermano el príncipe Kiril, uno de los miembros de la regencia, fue ejecutado. A los restantes miembros de la familia real se les permitió abandonar el país en junio de 1946, siendo el final de la monarquía. Las autoridades comunistas prefirieron no convertir a los Sajonia-Coburgo en mártires, como había sucedido treinta años antes con los miembros de la familia imperial rusa.

A la princesa Eudoxia se le informó que no se le permitía llevar nada consigo, salvo la ropa que llevaba puesta. Pero no ocurrió lo mismo con su cuñada, la reina Juana, a quien se le concedió permiso para llevarse al exilio a sus dos hijos pequeños y sus posesiones personales, lo que e dio a Eudoxia una pequeña oportunidad de salvar las joyas reales.

Durante la noche previa a la partida al exilio, mientras su guardia dormía, Eudoxia desenterró la caja que contenía las joyas que había ocultado dos años antes. Colocó la caja en una carretilla profunda y la cubrió con libros, alegando que la biblioteca de la reina había sido destruida y que necesitaba más material de lectura.

El 16 de septiembre la princesa Eudoxia, la reina Juana y sus dos hijos, María Luisa y el rey Simeón II, abandonaron el palacio llevando consigo las joyas. La familia real fue llevada en tren a través de la frontera entre Bulgaria y Turquía hasta Estambul, donde abordaron un barco con destino a Alejandría en Egipto.

El destino de la princesa Eudoxia fue de película. Desembarcó en Port Said y, llevando una pesada valija con las joyas y algunas prendas de vestir que le regaló la reina Juana, se embarcó en un carguero con destino a Europa. En octubre viajó a Suiza en el camión de una empresa de mudanzas y desde allí telefoneó al duque de Württemberg, marido de su hermana menor, la princesa Nadejda, para que la ayudara a llegar Coburgo.

Al llegar a la mansión de su padre en la ciudad que fue cuna de la dinastía, Eudoxia depositó sus joyas en el banco donde fueron encontradas en 2023. La valiosa colección estaba protegida  en las mismas bolsas de tela en las que la princesa las había cosido en 1944. Lamentablemente, nunca más se habían vuelto a usar y la subasta ofrecerá la oportunidad de que las joyas vuelvan a brillar en público.

Con un origen de varias casas reales europeas, todas ellas vinculadas a la dinastía austriaca de los Habsburgo, ‘Viena 1900’ describe de manera fascinante la grandeza de la vida de la corte vienesa, la corte más brillante de principios de siglo”, dijo Sotheby’s. “La venta ofrece un viaje extraordinario a la vida privada y los recuerdos de las familias gobernantes más influyentes de Europa Central, dando testimonio de sus alianzas, gustos y estilo. Por lo tanto, la extraordinaria venta para un solo propietario es una oportunidad única en la vida de sumergirse en la historia, el glamour y el romance de una brillante época pasada”.

Quién fue la princesa Eudoxia de Bulgaria

La princesa Eudoxia Augusta Clementina Filipina María de Bulgaria, princesa de Sajonia-Coburgo y Gotha, duquesa de Sajonia, nació el 17 de enero de 1898 en Sofía. Se aficionó desde muy temprana edad a las bellas artes y, en particular, al arte pictórico. Ella misma fue una artista talentosa y donó una rica colección de sus acuarelas, actualmente propiedad de la Galería Nacional de Arte y de varios museos.

Después de la abdicación del rey Fernando, ella permaneció con él unos años en su retiro de Coburgo, aunque en 1922, ella y su hermana regresaron a Bulgaria. Eudoxia se convirtió en la confidente más cercana del rey Boris III y actuó como primera dama del país hasta que el rey se casó. Boris III habitualmente compartía sus planes con ella, quien manifestó abiertamente sus sentimientos antinazis cuando empezó la Segunda Guerra Mundial.

Eudoxia patrocinó numerosas instituciones benéficas y establecimientos de asistencia social, como la Casa Eudoxia y Nadejda, fundada en 1901. Bajo sus auspicios se inauguró la Exposición General de Arte y aportó las ideas básicas para el diseño de las banderas del nuevo centro de combate del ejército búlgaro. Logró una fusión de atributos nacionales y reales, lo que convirtió a las banderas en un símbolo único de la gloria militar búlgara.

Después de la boda del rey Boris III y la princesa Juana de Saboya, Eudoxia abandonó sus deberes públicos y se retiró a su residencia, que construyó ella misma en 1939 en la localidad de Izgrev. Familiares, contemporáneos e investigadores de la princesa la describen, como a todos los demás hijos del rey Fernando I, como una personalidad polifacética, de profundos conocimientos y cultura, aguda mente analítica y abierta a los problemas políticos, religiosos y sociales.

Tras el exilio, Eudoxia de Bulgaria vivió con la familia de su hermana Nadejda, duquesa de Württemberg, hasta que esta última murió en 1958, cuando encontró refugio en una residencia católica para personas mayores en Friedrichshafen, junto al lago Bodensee. De vez en cuando viajaba a Portugal, a visitar a la reina Juana, a Madrid para encontrarse con su sobrino Simeón II.

La princesa vivía en condiciones austeras, casi monásticas, abrumada por la nostalgia de Bulgaria. Solía decir que incluso el aire en su tierra natal era diferente al que respiró después. El panel de su ventana estaba siempre revestido con fragantes geranios silvestres búlgaros. Persona de profunda fe, nunca abandonó su libro de oraciones, en el que había escrito sus oraciones desde el momento de su detención. Se lo dejó a su sobrina con la inscripción: “¡A María Luisa, la única que habla con Dios en búlgaro!”. La princesa murió el 4 de octubre de 1985 y fue enterrada en el panteón real de Württemberg en el castillo de Altshausen.

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