Alexandra Limp: una princesa de Gales inspiró la moda más curiosa del mundo


Desde las mujeres de la ‘high society’ hasta las campesinas, todas querían parecerse a Alejandra.

Alexandra Limp: una princesa de Gales inspiró la moda más curiosa del mundo

En la década de 1860, la princesa Alejandra de Gales era todo un ícono de la moda y el estilo europeos. La esposa del futuro rey Eduardo VII de Inglaterra era muy elegante y hermosa, un ícono de la moda de la era victoriana. «Alix» era un modelo para las mujeres de su época: pronto se popularizó el cuello alto o las gargantillas porque la princesa solía cubrir una cicatriz causada por la escrofulosis en su cuello.

Pero lo peor estaba por llegar… En 1867, la princesa de Gales estaba embarazada cuando sufrió un grave ataque de fiebre reumática y todos llegaron a temer por su vida. Sus padres, los reyes Christian y Luisa de Dinamarca, viajaron rápidamente a Londres para estar junto a la cama de Alix, que en su delirio febril no dejaba de nombrarlos.

Aunque la princesa mejoró, los dolores de articulaciones continuaron atormentándola por el resto de su vida, de manera que pasaron meses antes de que fuera nuevamente capaz de caminar, eso sí, no sin la ayuda de un bastón. Nunca pudo volver a caminar bien y, asombrosamente, las mujeres adineradas comenzaron a adoptar con soltura la «Alexandra Limp«, la cojera de Alejandra. Posiblemente esta fue la única tendencia que nació de una mujer enferma.

En las mansiones de familias más ricas de Londres, en los barrios pobre de Edimburgo, en las zonas burguesas y en las granjas, se desató lo que muchos consideran el acontecimientos más peculiar de la historia de la moda. Mujeres de distintas clases sociales imitaban la forma de caminar de la princesa de Gales

Para dar mayor realismo a su cogera, usaban bastoness y quitaban los tacos o les reducían el tamaño de las suelas para poder cojear de la misma forma que lo hacía (ella sin desearlo) la princesa Alejandra. Los comerciantes pronto se dieron cuenta de que podían hacer dinero y en todas las ciudades comenzaron a venderse zapatos desparejos: uno con un tacón alto y uno bajo.

Un periodista del diario «North British Mail» relataba en 1869: «Una monstruosidad se ha hecho visible entre los paseantes femeninos en Princess Street. Es algo tan doloroso como estúpido y ridículo. Al tomar mi paseo habitual el otro día, observando hombres, mujeres y cosas, conocí a tres damas. ¡Eran las tres jóvenes, las tres bellas y las tres cojas! Al menos, esa era mi impresión, ya que todos llevaban hermosos bastones y cojeaban«.

Como toda moda, sin embargo, la cojera de Alejandra fue fugaz. «Un diario de moda anuncia que la cojera de Alejandra se suspenderá de inmediato«, informó el periódico «The Western Daily Press». Acto seguido, el diario explicaba que las mujeres tendrían que dejar de renguear debido a que la falda de moda de la temporada era extremadamente larga y ceñida al cuerpo, y «en consecuencia las mujeres se verán obligadas a caminar como si su los pies estuvieran atados».

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