La primera y la última reina de Hawai: la trágica vida de Liliuokalani


El 29 de enero de 1891 se convirtió en la última soberana hawaiano que gobernó las islas, anexadas por EE.UU. en 1898. Cuando fue derrocada, Liliuokalani fue multada con miles de libras y encarcelada en su palacio. Encerrada en su palacio, donde pasó sus últimos años solitarios componiendo canciones tristes, la historia de la primera…

La primera y la última reina de Hawai: la trágica vida de Liliuokalani

  • El 29 de enero de 1891 se convirtió en la última soberana hawaiano que gobernó las islas, anexadas por EE.UU. en 1898.
  • Cuando fue derrocada, Liliuokalani fue multada con miles de libras y encarcelada en su palacio.

Encerrada en su palacio, donde pasó sus últimos años solitarios componiendo canciones tristes, la historia de la primera y última Reina de Hawai es trágica. Lili’uokalani, originalmente llamada Lydia Kamakaeha, fue la última soberana hawaiana en gobernar las islas, que fueron anexadas por los Estados Unidos en 1898.

Lili’uokalani fue adoptada por una pareja de alto rango. Su madre, Keohokalole, era consejera del rey Kamehameha III. A los cuatro años ingresó en el colegio de los príncipes reales, donde recibió una educación moderna, y se convirtió en una estudiante aplicada y excelente amazona.

Siendo adolescente pasó a integrar el séquito del rey Kamehameha IV y la reina Emma, y aunque estuvo comprometida con el príncipe heredero Lunalilo, terminó casándose en 1862 con John Owen Dominis, hijo de un capitán de barco de Boston y oficial en el gobierno de Hawai. Se decía que su matrimonio era una unión infeliz y que eran rumores de su infidelidad.

El matrimonio vivían con la madre viuda de Lydia en Washington Place, hoy residencia oficial del gobernador de Hawai, pero la vida de toda la familia cambió radicalmente en 1874, cuando el hermano de Lili’uokalani, David Kalakaua, fue elegido rey.

Frecuentemente ausente debido a sus constantes viajes al extranjero, Kalakaua III delegaba el gobierno en Lili’uokalani, a quien nombró su heredera y consideraba una mujer excepcional. Cuando en 1881 se lanzó a una gira mundial, la princesa ejerció como regente durante nueve meses, tiempo que dedicó a organizar escuelas para jóvenes.

En 1887 efectuaría su propia tourné internacional y sería recibida por el presidente de los Estados Unidos, Grover Cleveland, y por la reina Victoria en Londres. Cuando Kalakaua III murió en enero de 1891, Lili’uokalani se convirtió en la primera mujer en ocupar el trono de su reino insular.

Afortunadamente, su experiencia como Princesa Regente durante los nueve meses del viaje mundial del rey Kalakaua III en 1881 y su visita a los Estados Unidos, en 1890 la habían preparado para su nuevo papel como soberana. Los miembros de la población nativa persuadieron a la nueva reina para redactar una nueva constitución en un intento por restaurar los derechos y poderes nativos.

El Comité de Anexión se opuso a la medida. Este grupo de empresarios y políticos consideraban que la anexión de los Estados Unidos, el mayor importador de productos agrícolas de Hawai, sería beneficiosa para la economía de Hawai. A principios de 1893, la reina Lili’uokalani cedió su autoridad al anunciar que se trataba de «evitar cualquier colisión de las fuerzas armadas, y tal vez la pérdida de vidas«.

El 16 de enero de 1895 fue arrestada, ya que habían encontrado armas en su residencia. Éstas fueron encontradas, tras una rebelión surgida con el fin de devolverle la corona a Lili’uokalani. Se trataba de armas pertenecientes a un grupo de realistas hawaianos que pretendían restaurar el poder de la reina, que siempre sostuvo que no sabía que las armas se encontraban en su propiedad.

La monarca fue obligada a firmar un documento en el que renunció a todas sus futuras reclamaciones al trono para sí misma y sus descendientes. Luego fue obligada a soportar un juicio público humillante ante un tribunal militar en su antigua sala del trono.

La reina fue declarada culpable de tener conocimiento de un complot monárquico contra los Estados Unidos, y fue multada con 5.000 dólares y condenada a cinco años de prisión y trabajos forzados, aunque luego fue reducida. En su lugar, se la encarceló en un dormitorio en el piso superior del palacio real de Iolani y se le negó a cualquier otra visita que no fuera una dama de compañía.

La reina Lili’uokalani pasaba los días leyendo, haciendo trabajos de ganchillo y componiendo música. En ese tiempo escribió aproximadamente 165 canciones, incluyendo “Ke Aloha O Ka Haku” -La Oración de la Reina-, que fue escrita durante su encarcelamiento solitario. Como antigua jefe de Estado, se le concedió una renta anual de 4000 dólares y pudo recibir rentas de una plantación de azúcar.

Incluso después de su liberación del palacio Iolani, la reina Lili’uokalani permaneció bajo arresto domiciliario durante cinco meses en su hogar privado, Washington Place. Pasaron otros ocho meses antes de que se levantaran todas las restricciones y se le permitiera moverse libremente. En 1896, la República de Hawai le dio un indulto completo y le devolvió sus derechos civiles.

El 12 de julio de 1898, las islas hawaianas fueron anexadas oficialmente por los Estados Unidos y desde entonces Lili’uokalani vivió de forma muy modesta en Washington Place hasta su muerte, a los 79 años, en 1917 debido a complicaciones de un derrame cerebral.

Como la última reina hawaiana, recibió a su muerte el respeto que no había recibido en vida. Un gran funeral de Estado coronó su sepelio, debido a su condición de ex jefe de Estado, y sus restos fueron colocados en el Mausoleo de los reyes, el Mauna ‘Ala, cerca de la tumba del gran Kamehameha I, unificador del reino.

La reina había dictado en su última voluntad que todas sus posesiones y propiedades fueran vendidas. Los fondos recaudados se destinaron al “Queen Lili’uokalani Children’s Trust” para ayudar a los niños huérfanos e indigentes y todavía existe en la actualidad. Los Estados Unidos tardaron 100 años en disculparse formalmente con los nativos de Hawai.

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